Nuestra sociedad vive un momento histórico de transformaciones profundas, aceleradas y globales en todos los ámbitos del quehacer humano, donde somos testigos de cambios impresionantes. El nuevo siglo está lleno de retos y riesgos, pero también de esperanzas y promesas que serán realidad en la medida en que los seres humanos seamos capaces de responder a la gran oportunidad que tenemos por delante.
Los desafíos necesitan de líderes visionarios, honestos y audaces, que contribuyan en forma significativa al bien común social. Son ellos quienes tienen que emerger en este siglo XXI, para conducir y guiar sabiamente a sus empresas, universidades, organizaciones públicas y privadas, partidos políticos y otras instituciones como las bibliotecas universitarias.
Los líderes de nuestras bibliotecas deben inspirar y conducir la formación de una nueva cultura y de valores que las sustenten. Generar modelos de productividad y de nuevos servicios y productos que respondan óptimamente a las necesidades y expectativas de los usuarios y a la dinámica propia del entorno en el cual están insertas.
El cambio acelerado nos ha transportado a la era de la información, de la tecnología y del conocimiento. Esta transformación cambia muchos de los patrones de referencia, de las costumbres y hábitos, de las creencias y presupuestos en la vida familiar, en las instituciones y en las empresas.
En un mundo cada vez más organizado el bibliotecario necesita entender las variables esenciales de la cultura organizacional de su biblioteca y de la constitución del grupo humano que dirige. Requiere conocer, entender y afrontar los grandes desafíos y transformaciones para llevar a sus colaboradores al logro de los objetivos propuestos. El cambio de mayor trascendencia para los bibliotecarios es el tránsito a la nueva era de la información y del conocimiento, a la utilización generalizada de datos, de técnicas, de información y de todo tipo de estímulos intelectuales.
EL CAMBIO DE LA CULTURA ORGANIZACIONAL
La biblioteca universitaria del siglo XXI, como organización que es, también se encuentra en un entorno en constante cambio, lo que las obliga a transformarse internamente para poder adaptarse de la mejor manera a dichos cambios. El cambio de la cultura organizacional puede ser un proceso difícil y complejo, que requiere la participación activa de los directivos de la institución matriz y, principalmente, de los bibliotecarios para que los colaboradores acojan el proceso como algo natural y no como una imposición.
Stephen Robbins, dice que “la cultura es un sistema de significado compartido que determina, en alto grado, cómo actúan los empleados””. Otros autores definen cultura organizacional como “el conjunto de valores, tradiciones, creencias, hábitos, normas, actitudes y conductas que le dan identidad, personalidad, sentido y destino a una organización para el logro de sus objetivos económicos y sociales”.
Cabe destacar el hecho de que la cultura se va desarrollando a partir del sistema de valores y el sistema de creencias de sus líderes. David, F. expone que “la cultura de la organización refleja la visión o misión de los fundadores de la misma. Los fundadores establecen la cultura temprana al proyectar una imagen de lo que debe ser la organización”.
Con respecto al cambio y a su proceso de adaptación, Darwin, en su teoría de la evolución de las especies expone que los organismos que se adaptan a los cambios del ambiente son los que sobreviven. Si relacionamos estas teorías al contexto organizacional, se podría decir que aquellas empresas o instituciones que son más flexibles para modificar su cultura organizacional, van a tener más ventajas competitivas que aquellas que no lo son.
Teniendo claridad sobre cuál es el nuevo entorno en el que se desarrollan los productos y servicios de la biblioteca, y cuáles son los cambios que se deben realizar en la cultura organizacional, son los bibliotecarios quienes deberán tomar a su cargo la responsabilidad del proceso de cambio, debido que es una decisión trascendental para la institución matriz y para la propia biblioteca. Robbins señala que “se debería realizar una auditoria cultural para valorar la cultura actual, realizar una comparación de la misma con la que se desea, y evaluar la brecha para identificar cuáles son los elementos culturales que se necesitan cambiar específicamente”.
“Como una organización de servicio que es, la cultura de una biblioteca debe ser el conjunto de normas y valores que afectan al comportamiento del empleado en las áreas del servicio al usuario, del estilo de gestión y del interés por la calidad y la innovación. Esto se debe manifestar en valores culturales como un buen servicio al cliente, un interés por la mejora de la calidad y de la productividad, un incremento del orgullo y lealtad del empleado, una solución efectiva de los problemas, y una resolución de los conflictos”. (Bryson)
EL LIDERAZGO EN LA CULTURA ORGANIZACIONAL
Estamos ante un futuro que desde ahora deben construir los líderes. La biblioteca debe estar cada vez más comprometida con su trascendente misión, creando y manteniendo una cultura y valores que sean la base de su compromiso social y del apoyo fundamental a la docencia, la investigación y la extensión universitaria.
En este contexto aparece como figura central, como variable independiente, el líder. El nuevo líder en todos los niveles y en todos los campos del trabajo humano es en realidad un constructor de la cultura organizacional.
Construir y mantener una cultura de trabajo eficaz, una cultura organizacional sana, es eliminar las barreras de la productividad por un lado, y la desconfianza y los miedos por otro. En sentido positivo, es crear y promover sistemáticamente en todo el personal, la lealtad, confianza, vitalidad, participación, comunicación, valores y congruencia en las conductas; todo ello en beneficio de la biblioteca, de su personal y del cliente-usuario para el cual se trabaja. Robert Solum y Mark Sobol nos dicen que “desde el punto de vista de las relaciones con el cliente, la cultura en el trabajo tiene alta importancia. El nuevo líder debe reconocer que los empleados tratarán a sus clientes de la misma forma en que sienten que se les trata a ellos”.
La capacidad de tomar decisiones es una de las características que debe tener el nuevo líder. De acuerdo con David, “existen infinidad de técnicas que sirven para modificar la cultura de la organización, incluyendo el reclutamiento, la capacitación, las transferencias, las promociones, la reestructuración del diseño de la organización, los modelos de papeles y el refuerzo positivo”. Ahora bien, en organizaciones en donde su cultura está bien arraigada en los funcionarios, va existir más resistencia al cambio. Es por ello que “los estrategas deben luchar por conservar, reforzar y aprovechar ciertos aspectos de la cultura existente que respaldan las nuevas estrategias propuestas. Se deben identificar y alterar los aspectos de la cultura existente que sean antagónicas a la estrategia propuesta” (David).
Los desafíos necesitan de líderes visionarios, honestos y audaces, que contribuyan en forma significativa al bien común social. Son ellos quienes tienen que emerger en este siglo XXI, para conducir y guiar sabiamente a sus empresas, universidades, organizaciones públicas y privadas, partidos políticos y otras instituciones como las bibliotecas universitarias.
Los líderes de nuestras bibliotecas deben inspirar y conducir la formación de una nueva cultura y de valores que las sustenten. Generar modelos de productividad y de nuevos servicios y productos que respondan óptimamente a las necesidades y expectativas de los usuarios y a la dinámica propia del entorno en el cual están insertas.
El cambio acelerado nos ha transportado a la era de la información, de la tecnología y del conocimiento. Esta transformación cambia muchos de los patrones de referencia, de las costumbres y hábitos, de las creencias y presupuestos en la vida familiar, en las instituciones y en las empresas.
En un mundo cada vez más organizado el bibliotecario necesita entender las variables esenciales de la cultura organizacional de su biblioteca y de la constitución del grupo humano que dirige. Requiere conocer, entender y afrontar los grandes desafíos y transformaciones para llevar a sus colaboradores al logro de los objetivos propuestos. El cambio de mayor trascendencia para los bibliotecarios es el tránsito a la nueva era de la información y del conocimiento, a la utilización generalizada de datos, de técnicas, de información y de todo tipo de estímulos intelectuales.
EL CAMBIO DE LA CULTURA ORGANIZACIONAL
La biblioteca universitaria del siglo XXI, como organización que es, también se encuentra en un entorno en constante cambio, lo que las obliga a transformarse internamente para poder adaptarse de la mejor manera a dichos cambios. El cambio de la cultura organizacional puede ser un proceso difícil y complejo, que requiere la participación activa de los directivos de la institución matriz y, principalmente, de los bibliotecarios para que los colaboradores acojan el proceso como algo natural y no como una imposición.
Stephen Robbins, dice que “la cultura es un sistema de significado compartido que determina, en alto grado, cómo actúan los empleados””. Otros autores definen cultura organizacional como “el conjunto de valores, tradiciones, creencias, hábitos, normas, actitudes y conductas que le dan identidad, personalidad, sentido y destino a una organización para el logro de sus objetivos económicos y sociales”.
Cabe destacar el hecho de que la cultura se va desarrollando a partir del sistema de valores y el sistema de creencias de sus líderes. David, F. expone que “la cultura de la organización refleja la visión o misión de los fundadores de la misma. Los fundadores establecen la cultura temprana al proyectar una imagen de lo que debe ser la organización”.
Con respecto al cambio y a su proceso de adaptación, Darwin, en su teoría de la evolución de las especies expone que los organismos que se adaptan a los cambios del ambiente son los que sobreviven. Si relacionamos estas teorías al contexto organizacional, se podría decir que aquellas empresas o instituciones que son más flexibles para modificar su cultura organizacional, van a tener más ventajas competitivas que aquellas que no lo son.
Teniendo claridad sobre cuál es el nuevo entorno en el que se desarrollan los productos y servicios de la biblioteca, y cuáles son los cambios que se deben realizar en la cultura organizacional, son los bibliotecarios quienes deberán tomar a su cargo la responsabilidad del proceso de cambio, debido que es una decisión trascendental para la institución matriz y para la propia biblioteca. Robbins señala que “se debería realizar una auditoria cultural para valorar la cultura actual, realizar una comparación de la misma con la que se desea, y evaluar la brecha para identificar cuáles son los elementos culturales que se necesitan cambiar específicamente”.
“Como una organización de servicio que es, la cultura de una biblioteca debe ser el conjunto de normas y valores que afectan al comportamiento del empleado en las áreas del servicio al usuario, del estilo de gestión y del interés por la calidad y la innovación. Esto se debe manifestar en valores culturales como un buen servicio al cliente, un interés por la mejora de la calidad y de la productividad, un incremento del orgullo y lealtad del empleado, una solución efectiva de los problemas, y una resolución de los conflictos”. (Bryson)
EL LIDERAZGO EN LA CULTURA ORGANIZACIONAL
Estamos ante un futuro que desde ahora deben construir los líderes. La biblioteca debe estar cada vez más comprometida con su trascendente misión, creando y manteniendo una cultura y valores que sean la base de su compromiso social y del apoyo fundamental a la docencia, la investigación y la extensión universitaria.
En este contexto aparece como figura central, como variable independiente, el líder. El nuevo líder en todos los niveles y en todos los campos del trabajo humano es en realidad un constructor de la cultura organizacional.
Construir y mantener una cultura de trabajo eficaz, una cultura organizacional sana, es eliminar las barreras de la productividad por un lado, y la desconfianza y los miedos por otro. En sentido positivo, es crear y promover sistemáticamente en todo el personal, la lealtad, confianza, vitalidad, participación, comunicación, valores y congruencia en las conductas; todo ello en beneficio de la biblioteca, de su personal y del cliente-usuario para el cual se trabaja. Robert Solum y Mark Sobol nos dicen que “desde el punto de vista de las relaciones con el cliente, la cultura en el trabajo tiene alta importancia. El nuevo líder debe reconocer que los empleados tratarán a sus clientes de la misma forma en que sienten que se les trata a ellos”.
La capacidad de tomar decisiones es una de las características que debe tener el nuevo líder. De acuerdo con David, “existen infinidad de técnicas que sirven para modificar la cultura de la organización, incluyendo el reclutamiento, la capacitación, las transferencias, las promociones, la reestructuración del diseño de la organización, los modelos de papeles y el refuerzo positivo”. Ahora bien, en organizaciones en donde su cultura está bien arraigada en los funcionarios, va existir más resistencia al cambio. Es por ello que “los estrategas deben luchar por conservar, reforzar y aprovechar ciertos aspectos de la cultura existente que respaldan las nuevas estrategias propuestas. Se deben identificar y alterar los aspectos de la cultura existente que sean antagónicas a la estrategia propuesta” (David).